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Cuentos chinos VI

Fri, 08 Aug 2008 00:00:00 +0400

- Abrazo de gol

Roberto Perfumo suele despedirse en su programa Hablemos de fútbol con la significativa frase "abrazo de gol". Quienes jugaron a la pelota alguna vez saben muy bien de qué se trata, aunque en los últimos tiempos los goles se celebran con curiosas escenografías que, en algunos casos, no incluyen a los compañeros. Se supone que si uno da un pase magistral y el otro define fenómeno, esos dos jugadores se tienen que buscar para la celebración. Y no siempre pasa. En el primer gol de Argentina a Costa de Marfil, Juan Román Riquelme y Lionel Messi se juntaron en la cancha (como los amantes del buen fútbol queremos) y luego se abrazaron efusivamente (también como todos queremos)... Pareció auténtico. Emocionó. ¿O sólo se trató de un montaje escenográfico destinado a ahuyentar la idea que circula respecto de las cuestiones de vedettismo que los separa? Ojalá que no. Va a ser muy bueno para el equipo que se sigan encontrando. Adentro y afuera.

- Guardiola, piola

"La afición del Barça sabe que tiene en Lionel Messi a un jugador extraordinario y que cuando vuelva hará cosas maravillosas. La gente lo entenderá. Esto (estar en los Juegos) es una vez en la vida y él quiere jugar", dijo Pep Guardiola, el técnico del Barcelona, un tipo muy sensato, defensor del fútbol que le gusta a la gente y los jugadores que lo practican.

- Otro mito derribado

"Lo importante es competir", dijo, en su declaración más famosa, el barón Pierre de Coubertin... "Lo esencial no está en la victoria, sino en una buena lucha", agregó, apelando al espíritu que reinaba en los primeros Juegos de la historia. Pero, ¿era realmente así?

La verdad es que a los antiguos griegos sólo les interesaba ganar y no se conformaban con otra cosa que no sea la victoria. No había premios para segundos ni terceros lugares; el único que contaba era el primero. Los perdedores volvían a su ciudad llenos de deshonra. Cuenta el poeta y cronista Píndaro: "Se escabullían por los callejones, apartados y furtivos, humillados por la derrota".

Por otra parte, los "venerables" griegos antiguos no tenían cargos de conciencia al hacer trampa con tal de ganar, y los sobornos eran comunes. El boxeador Eupolo de Tesalia ganaba "comprando" a sus adversarios; Calipo de Atenas también sobornaba a sus oponentes en el pentatlón, y Damónico de Elis pudo ver a su hijo, Políctor, ganar un encuentro de lucha luego de haberle pagado al padre de su contrincante.

Algunos luchadores se engrasaban distintas partes del cuerpo para que sus adversarios no pudieran sujetarlos.

Las carreras de fondo consistían en dar vueltas a una corta pista con ángulos que dificultaban a los corredores cambiar de dirección y se cree que en estos puntos era común hacer trampa, ya fuera derribando a los contrincantes o tomando atajos.

La historia olímpica no registra, de todos modos, casos como el del bidón de Branco.

- Para volverse chino

No fue fácil decidirse en qué canal seguir el partido de la Selección Argentina. TyC Sports ofrecía la ventaja de sus enviados en China, mientras que Canal 7 sólo tenía a sus comentaristas en el piso. Pero vaya a saberse por qué cuestión tecnológica, la voz de Walter Nelson diciendo que el arquero marfileño había atajado la pelota llegaba antes de que Riquelme ejecutara el tiro libre. Y así, suspenso liquidado...

- El coleccionista

Oleg Vorontsov, un ciudadano ruso afincado en España, tiene el record mundial de piezas olímpicas. En 1972, la madre le dio medio rublo con la intención de que iniciara algún tipo de colección y la celebración de los Juegos en Munich, ese año, le sirvió el motivo en bandeja. De modo que se fue a un quiosco de prensa y allí adquirió su primer pin. Después comenzó un periplo de tres décadas por todo el mundo, rebuscando entre la basura de las villas olímpicas y realizando adquisiciones en subastas públicas. Hoy cuenta con 30 mil pins, medallas de todos los Juegos de la Era Moderna, antorchas, uniformes de las expediciones nacionales, carteles promocionales, vasos, platos, vasijas y objetos de arte con motivos olímpicos. Hasta debe tener algo de los folletos de promoción de Buenos Aires, sede olímpica en los tiempos en que Menem hablaba de Primer Mundo.

Una vida dedicada a los mitos olímpicos.

Sat, 11 Jun 2005 00:00:00 +0400

El Museo de la Ciudad ofrece hasta el próximo 7 de julio un monográfico sobre la historia de los Juegos. La muestra cuenta con mas de 50.000 piezas que pertenecen a Oleg Vorontsov, un ciudadano ruso afincado en Las Rozas.Puede la afición olímpica convertirse en una forma de vida o, yendo más lejos, en una obsesión? Que se lo pregunten a Oleg Vorontsov, cuyo acervo y carácter altruista han hecho de él una especie de heredero del legado moral y cultural que a finales del siglo XIX comenzó a propagar por todo el mundo el barón de Coubertin. En 1972 su madre le dio 20 copecks (fracción del rublo) con la intención de que iniciara algún tipo de colección. La celebración de los Juegos en Múnich ese año le sirvió el motivo en bandeja.De modo que se fue a un quiosco de prensa y allí adquirió su primer pin. Después comenzó un periplo de tres décadas por todo el mundo, rebuscando entre la basura de las villas olímpicas y realizando adquisiciones cuerpo a cuerpo o en subastas públicas.Hoy ya cuenta con más de 100.000 piezas. Este ciudadano ruso afincado en Las Rozas ha hecho posible que Madrid cuente, a menos de 30 días de la crucial votación de Singapur, con una de las mayores exposiciones sobre la historia del olimpismo moderno. Vorontsov ha llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid para que gran parte de su colección privada sobre el mundo del olimpismo -una de las dos más importantes del mundo- forme parte de la muestra Pasión olímpica: memoria y futuro que el Museo de la Ciudad albergará hasta el próximo 7 de julio. Así, junto a las maquetas y paneles explicativos de la candidatura olímpica de la capital a los Juegos de 2012, el centro acoge más de 50.000 piezas. Todo un viaje en el tiempo que permite conocer los cambios acaecidos en la cita deportiva más importante del mundo a lo largo de más de una centuria. El visitante podrá contemplar, por ejemplo, los reglamentos de los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna, un incunable que ha llegado, en perfecto estado, desde la Atenas de 1896 hasta nuestros días. La muestra ofrece, además, la posibilidad de comprobar como la de los pins no fue una moda de origen reciente y que además su historia está ligada estrechamente al olimpismo. Hasta 30.000 de estos complementos con motivos relativos a los Juegos o a los comités nacionales olímpicos de diferentes países se pueden contemplar en las paredes de la primera planta del Museo de la Ciudad. «Cuando no existían las acreditaciones», explicó Vorontsov, «cada atleta o miembro de la Familia Olímpica debía llevar bien visible un pin para identificar su cargo. También los había de diferentes colores para diferenciar a los atletas de cada disciplina». Entre las 55.000 pequeñas insignias que posee, Oleg Vorontsov destacó una perteneciente a la cita olímpica de París en 1904, una pieza que tardó siete años en conseguir. «Y es que, además de la pasión, a los coleccionistas nos caracteriza la paciencia» declaró el propietario de la muestra. Las medallas, lógicamente, no podían faltar en una muestra de este tipo: los interesados podrán contemplar galardones de oro y plata pertenecientes a todas y cada una de las citas de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna. Oleg Vorontsov también ha aportado al Museo de la Ciudad decenas de antorchas, uniformes de las expediciones nacionales, carteles promocionales, vasos, platos, vasijas y objetos de arte con motivos olímpicos. Como una placa de bronce, obsequio a los participantes en los Juegos de Berlín de 1938. En ella se pueden observar las distintas fases de los Juegos de la Antigüedad, que duraban un total de siete días, desde la jornada de inauguración a las de entrega de premios. Las mascotas, especialmente la del osito Misha, de los Juegos de Moscú de 1980, también son otra de las aficiones olímpicas de Vorontsov. Hasta más de un centenar de versiones, en porcelana y vidrio se pueden observar en las vitrinas. A Oleg Vorontsov no le produce ningún dilema moral apoyar con esta exposición a la candidatura de Madrid a los Juegos de 2012, siendo ruso de nacimiento: «Esta ciudad está preparada para las olimpiadas. Lo digo como alguien que ha vivido varias citas como jefe de misión de algunos países. La capital española está preparada y se lo merece». A este altruista olímpico le gustaría que con el tiempo esta exposición temporal adquiriera el rango de permanente.«Hasta ahora las diferentes piezas han estado repartidas entre bancos y casas particulares. Mi sueño es hacer un Museo Olímpico en Madrid, más bien un centro de estudios sobre el olimpismo». 'Pasión olímpica: memoria y futuro'. Hasta el 7 de julio en el Museo de la Ciudad (Príncipe de Vergara, 140).

Pasión por la llama olímpica

Thu, 09 Jun 2005 00:00:00 +0400

El Museo de la Ciudad (Príncipe de Vergara, 140) no sólo reúne la historia y la esencia de Madrid. Desde ayer y hasta el próximo 7 de julio -fecha en la que ya se conocerá la ciudad que albergará los Juegos de 2012- , este centro vivirá su gran sueño olímpico. Un sueño materializado ahora en forma de antorchas, medallas, pins, banderines, mascotas, trofeos, carteles... Y todo desde los primeros Juegos Olímpicos de la edad moderna, celebrados en la ciudad de Atenas allá por el año 1896.La exposición «Pasión olímpica, memoria y futuro» fue inaugurada ayer por el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en compañía del duque de Lugo, Jaime de Marichalar, y el vicealcalde, Manuel Cobo, quienes mostraron así su apoyo a la candidatura de Madrid 2012.Organizada por las Áreas de Las Artes y de Urbanismo, Vivienda e Infraestructuras, esta última a través de Madrid Infraestructuras Deportivas 2012, esta muestra se ha estructurado en dos alturas. La planta baja del Museo de la Ciudad introduce al visitante en las infraestructuras más importantes de Madrid 2012. En este sentido, se recogen tres llamativas maquetas que recrean la Caja Mágica -Centro de alto rendimiento de tenis-, la ampliación del Estadio de Madrid y el futuro Anillo y Villa Olímpica. Además, se han instalado paneles informativos que realizan un somero repaso a todos las instalaciones, en proyecto y en estudio, para un futuro evento deportivo.Colección de Oleg VorontsovLa siguiente planta reúne parte de la extensa colección privada del ruso Oleg Vorontsov, un amante de los Juegos que lleva más de treinta años recopilando tesoros del olimpismo mundial. En esta «memoria» de la exposición podemos admirar carteles olímpicos, diplomas, programas y reglamentos de los Juegos desde 1906, planos, grabados y hasta floreros de campeones de los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en Cortina D'Ampezzo en 1956.Como recordó ayer el propio Vorontsov a Ep, «mi primer pin lo compré a los ocho años con 20 copeks que me dio mi madre. Desde entonces he seguido comprando y guardando todo lo relacionado con las Olimpiadas, porque esta es una afición en la que nunca estás satisfecho y siempre estás buscando nuevos artículos».Así, además de numerosos pins y banderines, encontramos trofeos de los Juegos Olímpicos de Estocolmo de 1912, placas de Comités Olímpicos desde principios del siglo XX, diplomas de participación y medallas que recorren todas las ciudades que acogieron este evento, tanto en los juegos de verano como de invierno: Atenas, París, Saint Louis, Londres, Estocolmo, Amberes, Amsterdam, Los Ángeles, Berlín, Helsinki, Merlbourne, Tokio, México, Múnich, Montreal, Moscú... hasta las últimas de Atenas. Y también podremos admirar una de las piezas estrella de esta amplia colección: la medalla de plata para campeones de 1896, entregada en los Juegos Olímpicos celebrados en Atenas. Obras de artePero en esta exposición no sólo se conjuga de manera clara el placer del coleccionismo de piezas singulares con un mismo motivo: los Juegos Olímpicos. Algunas de ellas son verdaderas obras de arte, como los trofeos de campeones de 1924, realizados en porcelana de Sevres, o una medalla de bronce de la cita invernal de Nagano, de 1998, que fue realizada por 33 artistas durante dos meses y con sucesivas capas de laca japonesa, como destacó el propio Vorontsov.Otro apartado singular son las antorchas olímpicas, que muestran la mejor y más completa colección ni siquiera superada por los fondos del Museo del COI en Lausana. Se trata, como afirmó Vorontsov, «de las piezas más difíciles de encontrar, pues hay pocos ejemplares y muchas se encuentran en diferentes museos del mundo. Ya sólo me falta la de Helsinki».Y como en cualquier evento deportivo que se precie, las mascotas y los recuerdos genéricos son una parte destacada de su desarrollo. Por esta razón se han reunido en una vitrina añorados Cobi y lejanos Schuss, Waldi, Amik, Misha, Sam, Ho-Dori... Sin olvidar cucharillas, relojes, cerillas, hebillas de cinturón, ceniceros, calendarios, abanicos... Cualquier objeto es susceptible de convertirse en un pequeño recuerdo o talismán para unos Juegos Olímpicos.Próximas citasPara terminar el recorrido, esta muestra anima al visitante a anticiparse a los próximos Juegos, admirando los carteles olímpicos de Pekín en 2008 o, de nuevo, viviendo una pasión: Madrid 2012.