Todo empezó en el mítico año de 1896, con motivo de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna. El Comité Organizador, que padecía un déficit presupuestario, creó un Comité especial con la función de conseguir el dinero necesario para las medallas de los campeones y los regalos para los participantes. Una de las medidas más inmediatas fue la venta de artículos de recuerdo con los símbolos de la Olimpiada. De esta forma, junto con las medallas de los campeones en plata y bronce - durante la primera Olimpiada no se entregaron medallas de oro - y los diplomas de honor, fueron apareciendo otros objetos, como sellos, medallones, programas, libros, etc.
Han pasado 112 años desde entonces. Años de triunfo y desarrollo de las Olimpiadas, en los que no solamente nacieron los que hoy conocemos como los Juegos Olímpicos, sino también la vida y los movimientos que palpitan en torno a ellos. Los patrocinadores y televisión se encargan de darles estabilidad financiera. El progreso de los pueblos y la importancia del deporte en la vida contemporánea impulsaron el interés por el olimpismo como espectáculo. La simbiosis de los conceptos Deporte-Cultura, como parte importantísima de todos los Juegos consiguió atraer a todas las clases de la sociedad a este acontecimiento mundial.
Los coleccionistas también encontraron su puesto en la realidad histórica y cultural del movimiento olímpico. Su interés se volcó en todo lo relacionado con él: sellos, insignias, medallas, carteles, entradas, libros, antorchas, fotografías, trofeos, monedas, corbatas...
Los clubs de coleccionistas olímpicos funcionan en muchos países: Noruega, E.E.U.U., Canadá, Rusia, Francia, Australia, Alemania, República Checa, etc. Fue Juan Antonio Samaranch, Presidente del Comité Olímpico Internacional durante 21 años, quien empujó el proceso de reconocimiento del coleccionismo olímpico como parte íntegra del movimiento olímpico.
Memorabilia olímpica ha llegado a convertirse en nuestros días en una de las consecuencias más emblemáticas de las Olimpiadas. Miles de personas caen en la fiebre del coleccionismo durante los Juegos y convierten esta afición en un hobby para sus ratos de ocio.